segunda-feira, 6 de abril de 2009

A mão do Ocidente nos massacres do Congo

Para el autor, la guerra en el Congo dista mucho de ser la consecuencia de un enfrentamiento interétnico: los promotores de tamaño holocausto son las potencias desarrolladas que benefician a las empresas multinacionales y a los traficantes de minerales preciosos.

Algunos analistas nos cuestionamos por qué recién ahora la Unión Europea se preocupa por alertar al mundo acerca de la violenta guerra que está sufriendo el Congo, cuando ya hace diez años que se inició, y que además llegó a ubicarse en el nefasto primer puesto de la mayores masacres que ha soportado la humanidad luego de la Segunda Guerra Mundial. Cinco millones es la tétrica cifra de personas muertas que dejó esta guerra desde 1998, de las cuáles cuatro millones fueron asesinadas entre 1998 y 2003.

Existen varias posibles explicaciones para que Bruselas pretenda enviar en los próximos días una Fuerza de Intervención Rápida que reemplace en parte a los 17 mil soldados de la ONU que hace una década que permanecen en territorio africano como parte de una fracasada misión de paz.

El desplazamiento de unas 250 mil personas de la ciudad de Goma, fronteriza con Ruanda, comenzó en agosto, cuando se violó el alto el fuego pactado entre el presidente del Congo, Joseph Kabila y el líder rebelde de la etnia tutsi, Laurent Nkunda, que cuenta con el apoyo armado de Ruanda y de los EE.UU.

Durante los últimos quince días los combates recrudecieron y afectaron a la población civil de la rica provincia de Kivu, en la que se alojan abundantes cantidades de oro y diamantes y las mayores reservas del mundo de coltán, el mineral que se utiliza para la fabricación de celulares, videojuegos, fibra óptica y tecnología espacial.

Los enfrentamientos entre guerrilleros tutsis y los hutus, que se encuentran apoyados por el débil gobierno central del Congo, alcanzaron en estas semanas el estatus de genocidio al producirse masacres de poblaciones civiles por parte de los rebeldes y del ejército congoleño, recordando la tragedia que dio origen a la guerra del Congo: la matanza de Ruanda de 1994.

Sin embargo, esta guerra dista mucho de ser la consecuencia de un enfrentamiento interétnico. El prejuicio de la sociedad occidental acerca de que la barbarie de los pueblos no civilizados produce este tipo de guerras es totalmente falso, debido a que los promotores de tamaño holocausto son las potencias desarrolladas que benefician a las empresas multinacionales y a los traficantes de minerales preciosos.

Una investigación realizada por la BBC denunció que la misión de la ONU había cometido gravísimas irregularidades en el Congo, como por ejemplo el tráfico ilegal de oro y marfil a través de la frontera de Ruanda y la provisión de armas a los rebeldes dirigidos por Nkunda.

Una de las razones por las cuales Francia y Bélgica están interesadas en revelar la situación que vive el Congo podría llegar a ser que desde la caída del dictador Mobutu Sese Seko, impulsada por los EE.UU. en 1997, han perdido la influencia sobre la extracción de los recursos, por eso ahora buscarían enviar una fuerza militar que vuelva a situar a la UE como actor principal que se beneficie del comercio y del saqueo de los minerales.

Washington y las multinacionales norteamericanas que participan en el Congo proveyendo de armas y alquilando soldados mercenarios utilizan como base de operaciones al gobierno tutsi de Ruanda.

Asimismo, el presidente congoleño Kabila no cuenta con el apoyo militar externo que posee el guerrillero Nkunda, por eso no tiene otra opción que aceptar las ofertas chinas de armamentos para enfrentar a los rebeldes a cambio de concederle a Pekín enormes espacios dentro de la economía congoleña, por ejemplo inversiones en sectores de salud, construcción y por supuesto en minerales.

China está experimentando una enorme expansión económica en África debido a su voracidad de materias primas que le permitan sostener su desarrollo industrial. Hasta ahora se había mantenido al margen del Congo porque fue una tradicional zona de influencia belga y francesa y desde 1997 norteamericana, pero la fisura que puede llegar a abrirse por la competencia entre París y Washington le brindaría a Pekín una posibilidad de participar de los beneficios minerales que brinda el Congo, que por otra parte necesita oxígeno para acabar con los disidentes que están desangrando a su economía y a su población.

Mediante el llamado unánime a las facciones guerrilleras para que pongan fin a la violencia promovido por los presidentes del Congo, Laurent Kabila; de Kenia, Paul Kagame; y el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, desde la cumbre realizada en Kenia, se espera que cesen las matanzas. Aunque, Nkunda ya anunció que va a desconocer lo pactado en Kenia y que para abandonar las armas la primera condición que impone es que el presidente Kabila revise los acuerdos firmados con China, lo que revela que Occidente está detrás de las declaraciones del líder guerrillero.

Sin embargo, mientras los minerales africanos continúen siendo bien cotizados en el mercado internacional y las diferentes potencias utilicen como campo de batalla al Congo y la excusa de una supuesta guerra tribal para intervenir militarmente, es muy improbable que el escenario tienda revertirse.La fuente: el autor es analista de temas internacionales y director del Panorama Mundial de Historia y Actualidad.

Maximiliano Sbarbi Osuna
www.elcorresponsal.com/modules.php?name=News&file=article&sid=5334

2 comentários:

  1. Acordo de paz no leste da R.D. do Congo

    O governo da República Democrática do Congo e os grupos armados no leste do país chegaram a um acordo de paz após duas semanas de negociações.

    O acordo que deve ser assinado terça-feira numa cerimónia oficial em Goma, prevê um cessar-fogo imediato e uma retirada faseada das forças rebeldes da região de Kivu no norte do país.

    Também está prevista uma amnistia parcial para os rebeldes que desarmem, que incluem o CNDP, o grupo rebelde liderado pelo general dissidente Laurent Nkunda.

    Anneke Van Woundenberg da organização humanitária Human Rights Watch, tem estado a observar as negociações em Goma e disse à BBC em que consistia o acordo.

    "Ambos os lados concordaram em retirar de várias áreas chave e permitir às forças da ONU que controlem essas regiões.”

    “Também houve um acordo sobre assuntos humanitários, como por exemplo o regresso dos deslocados a casa.”

    “Para além disso, as tropas do general Laurent Nkunda vão integrar o exército nacional. E finalmente o governo concedeu uma amnistia parcial aos grupos armados”, disse Anneke Van Woundenberg da organização humanitarian, Human Rights Watch...

    Mediação internacional

    O conflito no leste da República Democrática do Congo levou 450 mil pessoas a abandonarem as suas casas.

    O governo tinha emitido um mandado de captura internacional contra o general Nkunda por alegados crimes de guerra cometidos pelas suas forças.

    Nkunda diz que está a defender a comunidade Tutsi dos rebeldes ruandeses Hutu, baseados naquela região congolesa desde o genocídio de 1994.

    A União Europeia prometeu ajudas de 150 milhões de dólares para reconstruir a região, que foi devastada pelos confrontos.

    Dentro de uma semana especialistas europeus e norte-americanos deslocam-se ao país para acertar os detalhes do envio das forças de manutenção de paz das Nações Unidas.

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  2. O fim da guerra em Kivu (R. D. Congo)

    El futuro dirá si se trata sólo de apariencias o de cambio auténtico El fin de la guerra en Kivu (R.D.Congo) y la normalización de las relaciones entre la R.D.C. y Ruanda se presentan, al menos oficialmente, como un cambio radical en la conflictiva zona de Los Grandes Lagos. El futuro dirá si se trata sólo de apariencias o de cambio auténtico. La operación militar conjunta entre las fuerzas armadas congoleñas y ruandesas habría liquidado la rebelión congoleña (CNDP) protagonizada por Nkunda y las fuerzas rebeldes hutu (FDLR) instaladas en el Congo. Tanto las autoridades nacionales como internacionales celebran el éxito de la operación y tratan de divulgarlo. Hay sin embargo muchos puntos oscuros que convendría aclarar: 1) Se ha afirmado que el CNDP ha renunciado a la lucha armada y que se ha integrado en la vida política convirtiéndose en partido político; los soldados se habrían integrado en el ejército nacional y las zonas, antes controladas por la rebelión, habrían pasado a manos gubernamentales. Sin embargo, ni el CNDP ha sido reconocido todavía como partido político legal, ni las autoridades administrativas nombradas por Nkunda han sido sustituidas, ni los soldados ex-rebeldes han sido trasladados a otras provincias, tal y como está previsto en la integración. El caso es que, aún sin reconocimiento jurídico, el CNDP ha logrado varias carteras en el Gobierno provincial y se habla de Bosco Ntaganda como viceministro de Defensa. 2) Con la operación de integración de las tropas del CNDP en ejército nacional existe el evidente peligro de que al menos en los Kivu, el ejército esté formado esencialmente por militares ligados a la rebelión; riesgo suplementario si tenemos en cuenta que en las filas rebeldes había numerosos elementos extranjeros, fundamentalmente ruandeses, que tendrían “una doble nacionalidad” 3) Tanto el inicio como el fin de la operación conjunta han estado caracterizados por el secretismo. Las pocas informaciones han venido todas ellas de fuentes oficiales nada independientes. Seguimos sin saber el número de militares ruandeses participantes y el número de los que se han marchado. Se ha hablado de 5.000 o 6.000, y en la ceremonia de su retorno a Ruanda el 25 de febrero se constató la presencia de unos 1.500. ¿Dónde está el resto? La población teme que haya muchos que se han quedado en suelo congoleño o que se hayan presentado como militares del CNDP para luego ser integrados en el ejército nacional. 4) Se afirma oficialmente que las bases de los rebeldes ruandeses han sido destruidas y que las FDLR se han debilitado de manera importante. Las fuentes oficiales cifran en 150 los muertos en las operaciones y en 1003 los repatriados, mientras el ACNUR dice haber repatriado a 2.500 civiles, sobre todo mujeres y niños. El número de soldados de las FDLR se ha cifrado en unos 6.000 y el de los civiles hutu ruandeses refugiados en el Congo entre 50 y 70 mil. Si fueran estimaciones correctas, es evidente que el éxito de la operación conjunta es muy relativo. Lo que parece real es que las FDLR se han retirado hacia el interior del territorio congoleño. Tan es así que está prevista una segunda operación contra ellas en el Kivu sur, esta vez a cargo exclusivo del ejército congoleño con ayuda de las tropas de la MONUC. La población se pregunta sobre las posibilidades de éxito de esta segunda operación, dada la demostrada debilidad de las FARDC, y sospecha que en las filas del ejército nacional habrá muchos soldados ruandeses que no han regresado a su país. 5) Parece evidente que la solución militar no obtendrá resultados y que la única alternativa es el diálogo entre las FDLR, que no cesan de reclamarlo, y el Gobierno ruandés, que sigue rechazándolo al considerar las FDLR como “genocidas”. En las circunstancias actuales es imposible un retorno voluntario. El diálogo podría servir para establecer las diferencias entre los miembros de las FDLR opositores políticos, los refugiados civiles y los elementos buscados por la justicia a causa de sus crímenes, y podría llegar a: un acuerdo con vistas a la participación del ala política de las FDLR en la vida política de Ruanda. una repatriación voluntaria de los refugiados civiles, con garantías para su seguridad y respeto a sus derechos. una justicia equitativa e imparcial. 6) La comunidad internacional debería implicarse para facilitar un diálogo interruandés. A pesar de las declaraciones oficiales, el camino para una paz verdadera y duradera sigue siendo largo y difícil.

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